Durante estos días de frío, a todos nos apetece el típico plan casero de mantita, peli, calcetines gordos y una taza de café caliente. ¿Y qué mejor menú que uno bien contundente? De esos que pasan de generación en generación y jamás pasarán de moda, porque nos recuerdan a nuestra infancia y logran reconectarnos con nuestras raíces. Por ello, si la bajada de las temperaturas os deja helados, no os perdáis los primeros platos de invierno que os traemos a continuación.
Ensalada templada de setas y frutos secos y lasaña de atún
A priori, podría parecer que la ensalada no es el plato ideal para el invierno, ya que por lo general se consumen frías. Sin embargo, debemos seguir consumiéndolas para garantizar una alimentación saludable. Por ello, como entrante os proponemos una ensalada templada de setas y frutos secos.
Para prepararla, tendrás que tostar las nueces en una sartén a fuego medio, y retirarlas cuando comiencen a dorarse. Limpia las setas y, en la misma sartén, añade medio vaso de agua. Tras tres minutos, salpiméntalas. A la hora de emplatar, dispón una cama de lechuga sobre una fuente, coloca encima las setas templadas y por último remata con las nueces tostadas. Puedes decorarlo con un poco de pimentón dulce.
Y ahora… ¡llega el plato fuerte! ¿Qué mejor forma de recomponer el cuerpo después de una gélida mañana invernal que a través de una lasaña de atún humeante, elaborada como en casa sin colorantes ni potenciadores del sabor? Uno de esos primeros platos de invierno que nos llenará el corazón de calor hogareño. Además, es muy fácil de preparar, lo que te dejará tiempo para terminar la última serie a la que te hayas enganchado en invierno. Solo tendrás que precalentar el horno a 220°C durante 15 minutos y colocar la lasaña en el centro de la rejilla. Deja que se haga durante 35 minutos y después, ponla a gratinar hasta que se dore. ¡Ya la tienes!
Sopa de ajo y croquetas de pollo estofado
¿A quién no le ha pasado eso de estar en la calle en invierno pensando en un buen caldo calentito? Hay que tener en cuenta que nos ayudan a mantener una temperatura corporal adecuada y, encima, nos hidratan, ya que en invierno tendemos a beber menos agua.
Una receta que os quitará todos los males es la deliciosa y típica sopa de ajo. Para prepararla, pela los ajos, pícalos y póchalos en una cazuela a fuego suave. Mientras tanto, corta pan y jamón serrano en daditos, y agrégalos. Añade una hoja de laurel, espolvorea un poco de pimentón y riégalo todo con caldo de carne. Déjalo cocer durante 10 minutos y agrega dos huevos para que se cuajen.
¿Y qué hay más típico que un estofado durante la época de frío? Para que no tengas que tirarte toda una mañana en la cocina preparándolo y puedas dedicar el tiempo a leer tranquilamente o a pasar un rato agradable en familia al calor del hogar, puedes preparar un plato que te recordará al estofado y que encantará a todos en casa: unas croquetas de pollo estofado. Para cocinarlas, solo tienes que freír las croquetas artesanas en una sartén con aceite muy caliente, durante cuatro minutos y dándoles la vuelta para que el dorado sea uniforme.
Crema de calabaza y canelones de carne
Para preparar nuestra crema de calabaza, deberás cortar cebolla y calabaza, salpimentar y añadir un chorro de aceite. Después extiende la mezcla en una bandeja de horno, y aprovecha para asar un boniato -todo durante una media hora-. Mientras tanto, pon caldo de verduras en una cazuela con ralladura de naranja y azafrán. Cuando hierva, añade la calabaza, el boniato y la cebolla. Tras cinco minutos lo retiras, añades un yogur y lo trituras todo.
Para culminar nuestras recetas por todo lo alto, sugerimos uno de esos primeros platos de invierno que siempre triunfan: unos deliciosos canelones de carne sin colorantes y sin aromas artificiales. Lo ideal es que aproveches el horno que hemos calentado con la crema de calabaza, por lo que no tardarás nada en tenerlos listos. Coloca los canelones en parte central de la rejilla y hornéalos durante 35 minutos sin descongelar. Después, solo tendrás que gratinar hasta que el queso esté dorado. ¿Qué frío ni qué frío?