La clave de una buena croqueta está en el interior, sí, pero el rebozado tiene mucho que decir. Y es que, por muy buena que esté, una croqueta cuyo rebozado queda blando no es lo mismo. Igual que esa croqueta que queda demasiado grasienta o esa otra que está abierta porque, al freírla, el rebozado no ha aguantado. Si tú también te preguntas cómo rebozar tus croquetas adecuadamente, no te preocupes: en este post, te revelamos nuestros trucos.
El secreto está en la masa
Tenemos que empezar por este punto. Y es que, al hacer croquetas, conseguir la bechamel perfecta es difícil, lo sabemos: no pueden quedar demasiado sólidas, pero, si la masa está muy líquida, será muy complicado que el rebozado quede bien.
Si dar con el relleno perfecto te trae de cabeza, apuesta por nuestras croquetas: tienes una larga lista de sabores (jamón, bacalao, espinacas y muchos más) y, elijas el que elijas, las tendrás listas para cualquier momento –porque sabemos que nos sobran los motivos para comer croquetas– y con un sabor… ¡como en casa!
Si el aceite es bueno, el resultado es bueno
Podemos freír las croquetas en el aceite que queramos, pero si el aceite es de calidad, las croquetas nos quedarán más ricas.
Lo ideal es freírlas en un aceite de oliva virgen extra, porque esta variedad resiste mejor las temperaturas, y este factor también es clave para dar con el rebozado perfecto.
El arte de freír
Porque freír no es solo poner aceite en una sartén. Si queremos aprender cómo rebozar las croquetas adecuadamente, debemos tener en cuenta a qué temperatura freímos. Si queremos que nuestras croquetas queden perfectas y están congeladas, lo ideal es freírlas a 175ºC. Podemos conocer la temperatura exacta con un termómetro de cocina, pero también tenemos un truco casero: cuando calientes el aceite, echa un palillo de madera. Cuando el aceite alcance esta temperatura, verás burbujas a su alrededor. Por otro lado, en cuanto a la técnica, el secreto está en sumergirlas por completo y brevemente, lo que podemos conseguir fácilmente si tenemos una freidora –y, si no es así, puedes usar una sartén pequeña pero profunda y una buena espumadera para sacar las croquetas–. Además, mantener la temperatura del aceite es importante, para lo que no sumergiremos demasiadas croquetas a la vez porque conseguiríamos enfriarlo. Debemos ir poco a poco y manteniendo un burbujeo constante.
El aceite es para la sartén
Tampoco podemos hablar de croquetas perfectas si nos encontramos con un rebozado blando y muy grasiento. Para ello, pondremos especial atención en no freír demasiadas croquetas a la vez: si sumergimos muchas, baja la temperatura del aceite y necesitan más tiempo para cocinarse, por lo que absorben más aceite.
Además, tendremos preparado –para antes del emplatado final– un plato con papel absorbente, donde dejaremos reposar unos minutos las croquetas antes de presentarlas.
Di no al microondas
Si necesitas darles un golpe de calor para volver a disfrutarlas como el primer día, lo mejor es que las pases unos segundos por aceite caliente.